lunes, 21 de mayo de 2012

Capítulo 2

POV: Celia

- Por cierto, no pierdas las entradas para el London Eye, dicen que en esta época hay mucha gente que va y suerte que las tenemos anticipadas, porque si no no podríamos ir- dije abriendo la puerta del Starbucks
- ¿Qué entradas?- dijo Sara escogiendo al azar una mesa
- Las que te dije que encargaras por Internet, ¿Te acuerdas?
- Ah, si
Buscó con la mirada a una camarera, sin hablar más sobre el tema. Al principio no sospechaba nada, era muy buena mintiendo, pero al cabo de un rato noté como evitaba mi mirada y se incomodaba cuando hablaba sobre lo geniales que eran las vistas desde arriba del London Eye.
- Suéltalo- dije al ver que ninguna camarera nos hacía caso
Ella forzó una sonrisita y puso cara de confundida susurrando un '¿Eh?'
- Va, sé que escondes algo- ella seguía fingiendo- Sara, como no me digas que pasa te haré cosquillas hasta que mueras. Y como al parecer ninguna camarera se digna a venir, no habrán testigos.
Se río y me hizo prometer que no la mataría.
- Me olvidé de encargar las entradas- dijo inclinando un poco la cabeza con actitud de niña buena
- ¡SARA TE LO DIJE CON ANTELACIÓN!- grité mientras una camarera se acercaba inocentemente, con temor a interrumpirme- Genial, ahora se digna a venir
Por suerte, la chica no me había oído.
- Hola, perdón por interrumpir pero esta mesa estaba ocupada. Lo siento- dijo la camarera
Al instante me di cuenta de que encima de la mesa había un trozo de papel con un nombre escrito. Ni siquiera lo leí, me estaba muriendo de vergüenza por robarle la mesa a alguien.
- Ah, bueno, ya nos vamos
Cogí mi bolso, donde llevaba la cámara y un poco de dinero y obligué a Sara a levantarse. Al parecer, quería quedarse eternamente allí, quizás planeaba una huelga en plan 'No nos moverán', porque se quedó quieta mirando el papel de la mesa. Estiré de ella por el brazo, obligándola a salir de allí. No quería pasar más vergüenza.
- Para...- dijo intentando hacerme comprender algo- Mira
Señaló el papel y entonces entré en una especie de... Ataque de fangirleo.
Escrito en una caligrafía dejada ponía 'Taylor Swift'. Ahogué un grito y abrí los ojos al máximo. Sara acabó riéndose de mi reacción exagerada.
Entonces comencé a reír yo. Siempre que pasaba algo relacionado con mis ídolos me reía.
Allí, en un Starbucks londinense, comencé a llorar por la mezcla de la emoción y la risa que me provocaba estar viviendo todo aquello. Y entonces entró por la puerta una chica alta de melena rubia y larga. Esa chica que me daba esperanzas cuando estaba todo perdido. Esa chica cuya música lograba hacerme sentir comprendida. Esa chica que fue mi motivo para sonreír en los peores días. Mi modelo a seguir estaba delante mío.
Nos saludó con un perfecto acento inglés mientras la camarera nos echaba bruscamente alegando que solo eramos dos pequeñajas 'roba-mesas-reservadas'. Sara se indignó y le soltó que no volvería a ese Starbucks jamás y que esparciría el rumor de que usaban chocolate 'reciclado' para fabricar sus muffins.
Taylor se río y le dijo a la insolente señora que nos podíamos quedar con ella. Sara le hizo una mueca a la camarera y nos sentamos junto a Tay. Si, yo... Sentada con mi ídola en un Starbucks.
Tomemos un tiempo para fangirlear: IKMYHNRGFVTEDCSXNYTHBGRVWX.
Y así es como me sentía en aquel momento. Estaba temblando, llorando y riendo. Sinceramente, creo que se pensó que estaba loca. Me presenté con un hilo de voz y conseguí decirle lo que significaban para mi todas sus canciones y lo orgullosa que me sentía de ser Swiftie.
- De echo, 'Change' es mi vida en forma de canción- acabé
Ella sonrío y se llevó las manos al rostro, como hace cada vez que gana un premio. Estaba ilusionada de saber las vidas que podía cambiar con solo una canción.
Tomamos muffins (Si, los supuestamente echos de chocolate reciclado) y un batido cada una. Me sorprendió lo dulce que fue con nosotras, como si fuéramos amigas de siempre, evitó que nos sintiéramos inferiores o incómodas. De echo, nos sentimos tan bien hablando con ella que acabamos contándole que nos habíamos quedado sin poder ir al London Eye. Y para mi sorpresa, nos dijo que nos ayudaría a ir.
Si, era demasiado perfecta en persona.
Nos acompañó al lugar donde vendían las entradas y entró con aires fingidos de superioridad, pisando fuerte y con la cabeza alta. Nos miró, rió y continuó su camino.
Dejó totalmente eclipsado al vendedor, que se ofreció a regalarnos dos entradas.
- Aquí las tenéis. Ha sido un placer, tengo que irme- dijo con una sonrisa
- ¡ESPERA!- chillé- ¿Te importaría... darme un autógrafo... y hacerte una foto con nosotras?- dije tímidamente
Se ofreció encantada y mientras nos hacíamos la foto aproveché para poner un papelito con mi teléfono móvil en su bolso, como quien no quiere la cosa. ¿Qué? Era mi modelo a seguir, vosotros también lo habríais echo.
Con una sonrisa en la cara, esperamos a que dieran las cinco, hora en la que montaríamos en el London Eye. Y, como no, pude desahogarme al fin.


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